Si bien sus propiedades dermatológicas han sido históricamente reconocidas por sus beneficios cicatrizantes, el aloe vera también contribuye a otras importantes funciones del cuerpo humano. Las aguas o jugos con aloe vera llevan ya un buen tiempo en el mercado como parte complementaria de las tendencias de fitness y vida sana que están resurgiendo. Aunque muchos se muestren reticentes a consumir el aloe vera como un alimento, lo cierto es que dados sus componentes, bien valdría la pena darle una oportunidad dentro de una dieta sana. ¿Qué otros beneficios existen además de los popularmente difundidos?
Además de las cualidades que tiene para el cuidado de la piel, el aloe vera tiene un alto poder inmunológico gracias a sus cadenas largas de polisacáridos, como el acemanano y el germanio orgánico, sustancias que estimulan a los linfocitos para luchar contra enfermedades. Así mismo, sus propiedades antisépticas y antifúngicas ayudan a aliviar problemas bucales como la gingivitis, la periodontitis o la sensibilidad de las encías. La digestión también mejora gracias al aloe vera, regularizando las funciones intestinales y aumentando la absorción de nutrientes. Reduce los niveles de acidez y pesadez estomacal, y además aporta 20 de los 21 aminoácidos esenciales, lo cual complementa muy bien las dietas ricas en proteínas para quienes estén en proceso de construir musculatura.